Edificios de madera

Por más que uno lo niegue, por más que le plazca mofarse de si mismo, ignorar que nos queda un poco de inocencia, que no vemos, es el juego inagotable de aquellos que soñamos. Seguimos siendo ilusos, seguimos siempre soñando...

Hoy desperté sabiendo que no debía moverme de la casa. ¿Por qué? Ni idea... La respuesta, al final, llegó como yo lo esperaba.

Nunca he hablado sobre esto, a decir verdad, quiero suponer que es la primera vez que lo tomo en cuenta. Un nuevo descubrimiento, diría yo...

Comienza:

He tenido grandes ilusiones en mi vida. Amores inexplicables, historias infinitas. Hace poco protagonizé uno de los capitulos más hermosos de mi vida y son cosas que no pienso cambiar por nada en el mundo. Las suelo disfrutar de sobremanera. No me quejo, en serio, de lo ocurrido en el pasado. Yo disfruto recordando, recapitulando, trayendo a la vida memorias enterradas al plasmarlas en papel.

De todas esas tantas historias y recuerdos que han venido a parar en poemas y posts de Serpiente Libre, dos, probablemente, han sido las más importantes, las que más huellas han dejado en mi vida, las que más marcas me dejaron en el cuerpo.

Ya les había contado por ahí en algun otro post de una de ellas. De uno de mis bellos recuerdos. A decir verdad es muy tarde y no pienso ponerme a buscar el link. En teoría son cosas que murieron, cosas que pasaron, cosas que no volverán.

Hoy mataron otra de mis edificaciones de madera.

Resulta que en mi vida, apenas voy encontrando, que en todo este tiempo he creído ciegamente en la posibilidad de que todo aquello que perdí, pueda recuperarse en años posteriores. La vida es tan larga y tan extraña, que cruzar nuestros caminos en las veredas sinuosas de esta broma de la vida diaria podría lograrse con el tiempo. Uno nunca sabe, ¿verdad? somos pequeños, somos juguetes, podríamos seguir estando destinados pero habría que esperar. Esperar. Tengo maestría en esperar...

Pues no...

Ninguna de ustedes resultó estar destinada, a pesar de nuestras distintas afinidades, a mi destino. A mi puto destino jodido y asqueroso martini de sustancias. Mis espectativas de encontrarlas en otras vidas, en otros años, en otros mundos en forma de gatos resultaron ser sólo edificios de madera, construcciones fragiles, consumibles, inoperables. Cosas y sueños guajiros de una mente deseosa de soñar.

¿En el futuro? Bah!, con todo esto nos hemos perdido. ¿Qué va a ser de nosotros, y de todo aquello que fue nuestra historia? Esta última acción ha marcado la poesía, y rompe todo aquello que soñamos.

Una vida nueva, destruye un pasado tan extraño. ¿No te suena a deja vu? ¿No es patetico a más no poder?

¿Dónde queda, dónde queda? ¿Y las estrellas, y las caminatas, y los recuerdos, y los papelitos guardados en una guitarra empolvada con firma de Perla y "te amo's" por doquier?

Errores... errores.

Ahora si que la vida ha jodido mi destino, mi paciencia. Ya no somos nada, ya me convertiste en polvo.

Y Arjona, HAH!, Arjona vuelve a aparecer:

"A esa estrella en tu vientre, no le digas detente...Si lo hubieses hecho, conmigo, hoy faltaría una canción..."


(Y entonces la pregunta aparece en el ambiente, y se respira hasta los huesos... ¿Por qué tuvo que ser de esta manera? No me jodan con la clásica y aburrida sentencia de que: "así debió ser", porque aquí, a todos nos queda claro como esto nos jode la vida. Dios, chingasatureputisimamadre! Amen!)

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