Fin de semana familiar

Escribo esto desde una cabaña (en realidad, es una casa cualquiera) rentada por un fin de semana en medio de las montañas (que ustedes no pueden apreciar) con alberca incluida.

Lo mejor? Bueno, la alberca, of course.

Celebrando, nada. Hoy es un Domingo familiar cualquiera qué, simplemente, decidimos pasar en otro lugar que no fuese la hermosa ciudad narco… i mean, Monterrey.

Es la 1:00 am, no es ni por mucho la hora de dormir y yo tengo una deliciosa indígena (para los extranjeros, una cerveza marca Indio) en la mano.

Esperen… dejen le doy otro trago.

Esto está planeado para ser publicado, hoy mismo, ya Domingo, como a eso de las 8 de la noche (espero así sea)…

En fin, dejemos los preámbulos.

Me encantan los fines de semana familiares, con los 6 cartones de cerveza incluidos, con los niños nadando, con el futbolito en el que pierdo estrepitosamente ante mis sobrinos, con mis caminatas por la nada, los delirios, la alberca, esta vez, accesible toda la tarde (y día, y noche; incluso, terminando de contarles mi asqueroso fin de semana iré a darme un chapuzón), con las peleas tan sinceras y los “te quiero” tan hipócritas, con su calor, con sus mosquitos y la ortiguilla jodiendome de urticaria mis manos, con los gritos domingueros, la falta de tecnología a la mano, con todo eso yo los quiero.

Yo no sé que tenemos las familias que nos encanta este tipo de escenas domingueras para “olvidarnos” de los problemas. Pero claro, aquí los problemas están a la orden del día y si corro con suerte, hasta les puedo grabar un podcast de peleas familiares.

Pero ahorita, todo calmado, dentro de un rato, alguien terminará llorando. Y mañana? Ni quien se acuerde…

Es delicioso observar todo este mundo de escenitas desde un ojo critico. Sobre todo, porque sé, que sí alguien de los hoy presentes me lee, es precisamente alguien que se reirá de todos estos dramas y alguien que tiene la suficiente capacidad como para haber disfrutado este fin de semana entre familia.

¿No les encanta todo este mundillo? Con sus carnes asadas y sus niños llorando, con sus litros de alcohol en la sangre y los secretos por fin revelados, todos sinonimos del perfil regiomontano, con su cerveza en la mano e Intocable amenizando el ambiente…

Yo lo adoro, y podría escribir al respecto ( y de paso, revelarles algunos secretos de familia de los que apenas me enteré) toda la noche, pero hay una alberca esperandome con su agua tibiecita y en el cielo, las estrellas adornando.

Yo espero, en verdad, que estén disfrutando estos días igual. Digo, para que estemos en ambiente.

Y sí no, pues que bueno, la mera neta, esto está más jodido que el metro y su linea 2…

Así que como ya se me acabó mi cheve, y una alberca me espera, yo me voy a nadar en sus aguas, porque eso de mirar al cielo en el agua y sumergirme hasta olvidarme de quién soy, es más relajante que estarles escribiendo tanta pendejada.

O en otras palabras, que estén teniendo lindo fin de semana!

Porqué por muchas razones, yo no…
(Hasta que me meta al agua :D )

Comments

Anonymous said…
Oriana:
Que bello cuadro familiar
el que has dibujado. Creo que tu
familia y la mía se la llevarian
de lo mejor jejeje.

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