No es que sea vanidoso ni tampoco que esté obsesionado con la musica (esto ultimo esta de dudarse...) pero este Lunes pasado fue uno de los dias que mas disfrute por algunas razones, y mas odie por otras. Yo no se si sea la edad pero comienzo a preguntarme que tanto me molesta todo esto de la burgesia. Los trajes carisimos y los discursos largisimos frente a personas ilusas, las entrevistas y las premiaciones. No soy gran cosa...! Resulta que ayer asisti a la premiacion de un concurso literario llevado a cabo por la direccion general de la institucion a la que pertenezco. Sin mas que la ilusion de obtener ese dinero para comprarme aquel aparatito seductor con el que llevaba soñando meses me desperte temprano contra mi voluntad propia, prepare un mini discurso y ensaye mis lineas. Llegue y todo olia a limpio, a pureza, a tranquilidad. La gente daba vueltas esperando que iniciara el evento y yo me mofaba de aquello a lo que burdamente pertenecia. No paso mucho tiempo para que terminara
He gozado, según mis creencias, según mis propios engaños personales, de una familia tranquila, disfrutable, unida y más regia que muchas de las familias verdaderamente oriundas de esta bella ciudad por mucho tiempo. Me ha tocado ver de todo, desde el clásico padre golpeador hasta los que se pelean todos los días por cuestiones mundanas. Que si el dinero, que si la otra, que si la gallina puso un huevo... Regularmente esto no se vive por acá, en estos rumbos de mi pintoresca familia las cosas suelen ser más tranquilas, las hermandades más apegadas, los lazos más sinceros (dicen...) Yo tengo rato pensando que esto no es cierto... (cuando digo rato me refiero a una decada) pero por mi bien personal , por mi salud mental y por no meterme en mierdas filosóficas, es un tema que mejor no trato en mis conversaciones casuales ( ahora entiendes? ) Estas últimas semanas han sido una tortura. Hay gritos, hay puertas asotadas, hay ignorancia completa de una existencia avanzando sin rumbo fijo. En
Mucha gente ha tratado de escribir sobre la curiosa pero siempre excitante, etérea, inesperable y nada complaciente sustancia que es la vida. De todas las cosas es en cierto orden, la más impaciente de las tertulias. Vivir es como una esponja a la que no se le puede cuestionar nada. Es una materia absorbente de historias que van trazando un cuento, que entrelazan lineas y lineas del tiempo y que al final explotan en un mar de ebulliciones constantes, y que no le gustan (en su totalidad) a nadie. Vivir es por tanto, una de las travesías más inhóspitas que se le pudo entregar al ser humano. La vida es una de las putas más baratas del mercado. Es esa que te sonríe con sus ojos negros y te salpica de baba el rostro al darte un beso. Es al mismo tiempo un maestre de la metamorfosis. Puede convertirse, como toda una x-men, en el placer carnal más disfrutable para el instinto. Puede convertir los centavos de su factura en grandes monedas de oro que tendrás que pagar por toda la eternidad. La
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